sábado, 4 de julio de 2015

Sacarina.


 
La sacarina (o E-954) es el edulcorante artificial más antiguo y más utilizado hoy en día. En Francia y Canadá, está prohibida; en España, como mínimo hasta ahora, estaba recomendada para diabéticos y dietas de adelgazamiento. La podemos encontrar no sólo en sobres en las cafeterías y supermercados, sino también en muchas bebidas y productos alimentarios .
La sacarina afecta negativamente a la capacidad para regular el azúcar en la sangre y aumenta el riesgo de diabetes. La sacarina es el edulcorante artificial más perjudicial que el aspartamo y la sucralosa. Los consumidores habituales de sacarina tenían niveles más altos de hemoglobina glicosilada ( lo cual indica desajustes en la regulación del azúcar) y de la enzima ALT ( relacionada con el daño hepático).
La sacarina y otros edulcorantes artificiales modifican la flora intestinal de modo que dificulta el control de los niveles de azúcar en la sangre, aumentando el riesgo de padecer ciertas enfermedades, como obesidad y diabetes.
El consumo por parte de una persona de grandes cantidades de edulcorantes como el aspartamo, la sucralosa y la sacarina, puede desencadenar problemas de salud tales como: Visión borrosa, espasmos, perdida  de audición y de memoria, dolores de cabeza y alteración de la flora intestinal.

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